El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, informó este miércoles que el dirigente Armin Lluta abandonó el diálogo instaurado para la solución del conflicto por la administración de la Asociación Departamental de Productores de Hoja de Coca (Adepcoca) de La Paz y dio por agotada la mediación del Gobierno central.

“Lamentablemente el señor Armin Lluta, con una postura contraria al diálogo, se ha retirado de esta mesa y con esto ha concluido el trabajo del Gobierno nacional, agotando el diálogo; y ahora será Adepcoca que, conforme a sus usos y costumbres y a su normativa legal vigente, proceda como manda su normativa”, aseveró, en una conferencia de prensa.

El diálogo comenzó el 5 de julio con la presencia de delegados de Lluta y su homóloga Elena Flores, alcaldes y concejales de los Yungas de La Paz, entre otras autoridades departamentales, y en esta jornada se incorporó a representantes de la Iglesia Católica, para analizar un acuerdo de nueve puntos que estaba dirigido a dar solución al conflicto.

En ese contexto, Del Castillo explicó que Lluta dejó la reunión después de siete horas y de manera repentina por su rechazo a la convocatoria de una asamblea como máxima instancia para resolver el problema.

“Creemos que la máxima instancia de decisión siempre será una asamblea a la cual el Gobierno nacional le ha pasado la potestad de definir dónde debe sellarse con los sellos de la Dirección General de Comercialización e Industrialización de la Hoja de Coca (Digcoin)”, agregó.

El titular de Gobierno mencionó que se espera que el conflicto de Adepcoca sea solucionado en las próximas semanas con la elección de una nueva directiva que la “administre de manera correcta, de manera fehaciente y en beneficio de todo el pueblo yungueño”.

Miles de personas marcharon la noche de este miércoles por las principales calles de la ciudad de La Paz, hacia puertas de la Embajada de Estados Unidos, en apoyo a la revolución cubana y en protesta por el embargo impuesto por el país norteamericano contra la isla.

El denominado “Whipalazo” concentró a los movimientos sociales, de jóvenes y de la sociedad civil y organizada para hacer público su apoyo al gobierno de Cuba, tras los intentos desestabilizadores que se registraron en ese país el pasado fin de semana, promovidas por actores políticos de derecha.

“Estamos en contra del bloqueo impuesto por Estados Unidos a Cuba, aparte por el intervencionismo norteamericano en la isla”, señaló uno de los participantes entrevistados por la televisora estatal Bolivia Tv.

El propósito de la movilización fue para realizar un plantón en las puertas de la embajada de Estados Unidos en La Paz.

“En nombre de los movimientos sociales y apoyando a la revolución cubana hemos salido a las calles. Hoy en día Cuba nos ha demostrado que puede controlar el COVID-19 de la mejor forma, es el país que tiene menos muertes por esta enfermedad, tiene su propia vacuna, entonces es absurdo lo que quieren hacer en contra de este país que nos está dando un ejemplo a nivel internacional”, sostuvo otra de las entrevistadas.

Asimismo, las muestras de apoyo se hicieron presentes en distintas ciudades del país, que se concentraron en las plazas principales para protestar contra el intervencionismo norteamericano contra Cuba.

El embajador boliviano ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Héctor Arce, calificó este miércoles como un “acto de cinismo” que Luis Almagro, secretario general de esa organización internacional, haya ofrecido un minuto de silencio por los asesinatos en las masacres de Senkata (El Alto) y Sacaba (Cochabamba), durante la gestión de facto de Jeanine Áñez.  

“El secretario general Luis Almagro se puso muy nervioso, se vio confrontado con los hechos, con la situación, como ocurrió en realidad, y bueno, terminó reconociendo que lo ocurrido en Sacaba y en Senkata fueron masacres y en un acto ya, prácticamente de cinismo, llegó a ponerse de pie y ofrecer un minuto de silencio en homenaje a estas muertes”, relató en una entrevista con Patria Nueva.

Previamente, Arce brindó una exposición completa ante la sesión del Consejo Permanente de la OEA, sobre la realidad de cómo el informe de comisión de auditoría, que realizó un análisis de las elecciones del 20 de octubre de 2019, lleno de falsedades y mentiras que desencadenó una violencia extrema en Bolivia.

En ese contexto, el acto ofrecido por Almagro fue rechazado por la representación boliviana, por considerarla una grave impostura de quien se considera uno de los principales causantes de los hechos violentos que precedieron al golpe de Estado.

“Rechazamos categóricamente cualquier homenaje de uno de los causantes, sino es el causante principal de todo lo que ha pasado en nuestro país y lo invitamos a que, si quiere hacer algún homenaje, prácticamente reconozca las falsedades de los informes de auditoría, se abra una investigación, entregue la documentación que han solicitado varias universidades y varios centros académicos y finalmente colabore para el esclarecimiento de los hechos”, sostuvo Arce.

El embajador boliviano consideró como un logro haber hecho que Almagro reconozca que lo acontecido en las represiones de Sacaba y Senkata fueron masacres.

“Es un logro el haber hecho que él admita que son masacres, y lo hace a él mismo corresponsable, que obviamente todos sabemos que, en el marco de coordinación entre gobiernos conservadores, donde la secretaría general, no hablamos de toda la Organización de Estados Americanos, siempre hay que separarla, donde la Secretaría General jugó un rol fundamental en la desinstitucionalización del Estado”, resaltó.

¿Queremos preguntarle al monseñor Gualberti, cuándo dice demonio a quién se refiere? cuestionó este miércoles el diputado Héctor Arce (MAS) tras que el arzobispo de Santa Cruz, Sergio Gualberti, utilizara la homilía dominical para referirse al tema de tierras y los supuestos avasallamientos, tema de agenda del Comité Cívico cruceño y del gobernador Fernando Camacho.

Gualberti pidió durante un espacio en la misa del pasado domingo expulsar a los “demonios” de nuestra sociedad, las injusticias, discriminaciones, amenazas y los avasallamientos. “Nuestro país parece ser el hogar solo para los que llevan una determinada camiseta y no para todos sus habitantes”, refirió.   

En ese contexto, Arce dijo que, cuando el prelado se refiere a los demonios y avasallamientos, se está refiriendo a los interculturales, organización social importante para el país.

“¿Les está diciendo demonios a nuestros hermanos interculturales? de ser así debería disculparse de manera inmediata por el uso de ese término discriminatorio y racista, con el que se ha referido a nuestros hermanos interculturales, no hay otra explicación”, enfatizó.

Según el legislador, con esa reflexión Gualberti ratifica que el clero de la Iglesia Católica está junto a la derecha política del país y que también participó, junto a los actores internos y externos, del golpe de Estado de 2019.

“La Iglesia ha sido parte del dolor, llanto y muerte que se generó en el país. Nuevamente reitero que creemos en Dios, creemos en un ser supremo, lo que no creemos es en estos falsos profetas que han instrumentalizado la fe, han prostituido la fe, la religión, la iglesia para aplastar, para humillar a un sector que por siempre ha estado discriminado”, puntualizó.

Gualberti, en agosto de 2019, en plena campaña electoral, haciendo uso de la homilía (espacio o sermón solemne destinado a los fieles para explicar los textos bíblicos) pedía a sus feligreses “renovación democrática” fundada en la igualdad social y política, usando para ello el pasaje bíblico del profeta Isaías, frase que coincidía con el discurso de los candidatos de derecha.