El Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia hace una pausa en sus labores y vuelve a ser Luis Arce, el autodidacta, el músico, el hincha, el lector, el profesional, el deportista, el padre, el sobrino, el humano, el amigo.
Habla de las otras facetas, esas de las que muy poco se conocen. A sus 57 años, cumple seis meses en el gobierno y cuenta lo que vive al otro lado de la política.
En su discurso de posesión, usted indicaba que cuando fue Ministro de Economía y Finanzas Públicas sacrificó muchos años de compartir con su familia y pidió “cinco años más de paciencia y tolerancia”.¿Cómo hace para equilibrar los tiempos de Presidente y la familia?
Es muy complicado, por supuesto, administrar el tiempo como uno quisiera; pero, el rato que uno está con la familia, tiene que darle calidad de vida, esa es la manera que uno tiene para poder equilibrar los compromisos, el trabajo, las reuniones, los viajes que uno tiene que hacer, así que hay que darle calidad de tiempo.
Felizmente, los hijos están algo creciditos, dos de ellos ya hicieron su familia, así que no tengo mucha obligatoriedad de estar conduciéndolos; pero, en la casa, siempre hay que dedicarse un tiempo a las tareas normales y cotidianas que una persona hace en su hogar. Muchas veces, hay que ordenar, hay que estar ayudando en la limpieza; en fin, hay que ver ese tipo de cosas y combinar con todo el trabajo y todo el compromiso que uno tiene en las actividades cotidianas del día a día.
¿Cocina?
Bueno, en esta posición es muy difícil, pero algún domingo sí.
¿Por qué decidió por las ramas económicas como profesión?
Era inclinado a los números. La pretensión que tenía, como muchos de mis amigos de ese momento, era estudiar Ingeniería Electrónica, era mi deseo; lamentablemente, yo salí bachiller el 80 y ustedes saben que había la dictadura de García Meza; se complicó el año escolar por una parte; pero, por otra, yo ya estaba metido en temas del Partido Socialista 1, en realidad muy joven. Y, no había cabida, todavía la universidad la manejaba gente de la dictadura; entonces, mis amigos entraron a la universidad y yo no pude. Estuve rezagado. Mis amigos entraron a lo que queríamos estudiar, muchos estudiaron Ingeniería Civil y yo tenía que entrar a Ingeniería Electrónica.
Gracias al deporte, logré entrar a la carrera de Economía; fueron momentos muy interesantes; pero, sin embargo, y miren ustedes cómo es la vida, en el test de aptitudes que nos hacían en colegios para ver dónde uno puede estudiar, me salía Medicina como la primera opción y muy de lejos con las otras como ingeniería, arquitectura y todo ello, salía muy lejos. Primero, era Medicina, y bueno, ahora estoy de economista.
En la época electoral vimos facetas de usted que no conocíamos, como su afición por el básquet y la guitarra.¿Cómo aprendió a tocar ese instrumento?
Mi vida en la música es desde muy niño. Aprendí a tocar charango y tenía inclinación de aprender a tocar varios instrumentos, tocaba charango, zampoña, y, bueno, más adelante mi tío tenía una guitarra, una guitarra Yamaha, me acuerdo muy bien, y él tocaba muy bien, yo lo veía y quería aprender.
Un día, me dijo: “Aquí está la guitarra; el rato que quieras, entras, utilizas”.Él sabía, me veía tocar charango, yo soy autodidacta, aprendí a tocar solo el charango, solo la zampoña y también aprendí a tocar solo la guitarra. Entonces, por supuesto, los grandes músicos que me ven tocar van a decir que algunas cosas no las hago muy ortodoxamente porque yo aprendí solo a tocar. Entonces, desde ahí mi afición por la música, por interpretar piezas musicales, especialmente la música nacional que es una de mis más favoritas.
¿Cuál es su canción favorita?
Tengo varias canciones que me gusta tocar en guitarra, son las canciones de protesta, por supuesto. Formaron mi juventud en la universidad, cuando esas veces los jóvenes, saliendo de la universidad, lo que hacíamos era estudiar, yo hacía un poco de política también, estuve en los centros de estudiantes y todo eso. Por supuesto, en algunas oportunidades habían guitarreadas que eran muy famosas entre los universitarios y era uno de los invitados especiales y ustedes se imaginarán por qué.
¿Qué hace en sus tiempos libres?
El tiempo libre hoy escasa; pero, cuando tenía cierto tiempo libre, a mí siempre me gustó investigar, leer, es mi afición. De muy pequeño, me gustaba la investigación y, bueno, también aprendí solo a investigar, por eso es que pudimos elaborar varios artículos bastante innovadores en el aspecto económico. O sea, el poco tiempo libre, cuando lo tengo, hay que leer, hay que investigar, hay que estudiar, me gusta, creo que es una de las mejores cosas que uno puede hacer con su tiempo libre.
Yo soy stronguista desde muy niño; en realidad, creo que en mi cuna estaba en amarillo y negro, así que soy stronguista de corazón. Tengo recortes de los equipos desde que tengo uso de razón. Tengo recortes del equipo, del Strongest, de antes del accidente de Viloco, tengo sus fotos, de todo ello, de los jugadores y coleccioné siempre las fotografías del Tigre.
¿Cuál es su plato favorito?
Mi plato favorito es, por supuesto, un plato muy típico boliviano, paceño: el fricasé.
¿Cuál es el sentimiento que tuvo al salir de Bolivia en 2019 y al recibir la banda presidencial, el 8 de noviembre de 2020?
En el primer momento, por supuesto, una enorme tristeza. La forma en que tenía que salir de mi país, porque pese a que tenía el salvoconducto, la Policía Boliviana y algunos agentes en el aeropuerto hicieron todo para que no me vaya. Así que no es cierto de que yo tenía salvoconducto y me fui feliz. Felizmente, había unos compañeros, entiendo, en el aeropuerto que tomaron algunas imágenes de lo que ocurría y, si no hubiese sido por una actitud muy decidida de la embajadora de México, del embajador de Uruguay, que me acompañaron en ese momento, yo le aseguro que no me hubiera ido pese a tener un salvoconducto.
También hay que reconocer de un diplomático argentino que estaba ahí en ese momento, porque todos los que estábamos yendo en ese viaje, algunos inclusive que estábamos en la Embajada, ya estaban abordando el avión, yo no había pasado Migración, porque no había la instrucción de que yo pueda pasar Migración para tomar el avión, pese a tener el salvoconducto firmado por el gobierno de facto.
Entonces, yo sentí una profunda tristeza de cómo estaba saliendo de mi propio país, queriendo ser ultrajado, me querían hacer pasar por el scanner donde pasan los narcotraficantes. En mi vida había pensado que ellos o un policía pensó que yo estaba relacionado con el narcotráfico. En realidad, eran instrucciones que recibían para hostigarnos hasta el último momento para no dejarnos ir en realidad, ese era el objetivo, no era otro, que yo no salga del país, repito, pese a tener un salvoconducto.
Yo me iba triste porque dejaba a la familia; al margen de dejar a la familia, dejaba mi pueblo, mi país y yo tenía que salir por cuestiones de salud, porque yo me hago hacer un examen; ya estaba en deuda con el médico, porque tenía que estar, si no me equivoco, en septiembre, octubre ya tenía que estar haciéndome los exámenes de rutina que me suelo hacer por la condición de salud que tenía anteriormente, me hacen un control, yo tenía que hacer porque cuando ya es un poco más y excede, uno ya no puede y yo tenía que salir, y estábamos ahí saliendo en diciembre.
¿Qué es lo que decía usted en ese momento?
Me iba triste porque dejaba a la familia, dejaba a los amigos, dejaba mi país, y bueno, decía cómo puedo salir en estas condiciones de mi país luego de haberle dado todo. Fue muy triste, pero la historia nos reivindica. Cuando las organizaciones sociales en Argentina nos nomina como uno de los candidatos por el Movimiento Al Socialismo, han sido varios de ellos, éramos cinco en realidad en la lista, recuerdo bien, y, bueno, al final del debate, logran un acuerdo que después se plasma en una campaña que también fue muy complicada en nuestro país por muchas personas y se logra el 55 por ciento gracias al apoyo popular, a la conciencia del pueblo boliviano. Yo creo que es muy importante ese hecho.
Ya en el Palacio, uno dice: caramba, miren, uno sale en esas circunstancias y uno vuelve al país luego de una campaña muy dura, muy arriesgada, inclusive, porque estábamos en plena pandemia y había que hacer campaña, había que tener rose con las personas, con el pueblo, había que escuchar en cada uno de los nueve departamentos lo que el pueblo estaba pensando, lo que sentía y lo que quería. Eran momentos sumamente importantes para la población, había una sensación de tristeza, de dolor, de temor al mismo tiempo, sumado con todo ese sentimiento en contra de un gobierno que había utilizado la fuerza para someterlo y, además, para cometer una serie de irregularidades, por ponerlo en ese término, que por supuesto eran absolutamente deplorables.
A mí me tocaba luego de estar ahí en la Asamblea Legislativa y recibir la banda, la enorme, la enorme responsabilidad de poder atender todo lo que esperaba el pueblo boliviano. Entonces, yo sentí primero la enorme responsabilidad que me estaba dando el pueblo boliviano, me sentí honrado por el apoyo que tuvimos y, por supuesto, el compromiso de tener que trabajar, de tener que hacer las cosas bien para no defraudar esa confianza que me ha depositado.
¿Cómo le gustaría que se lo recuerde en la historia?
Como un buen Presidente que trabajó por su pueblo, que trabajó especialmente por los más pobres, por los más humildes. Creo que hicimos un modelo económico que beneficia y que busca mejorar la calidad de vida de los más pobres, de los más marginados, de los que no tienen oportunidades, y el modelo durante los primeros 14 años de nuestro gobierno del Movimiento Al Socialismo dio resultados con respecto a otros que se aplicaron en la región y el mundo y, por lo tanto, para mí en realidad el gran orgullo sería que el pueblo me recuerde como un Presidente que trabajó, que hizo lo que tenía que hacer y que benefició, por supuesto, a los más empobrecidos.