Don Julián es un exdirigente campesino que vivía al interior de la sede de la Federación de Campesinos de Chuquisaca, no pagaba alquiler y, en correspondencia, ayudaba a cuidar esa instalación sindical, utilizada posteriormente como dirección departamental del MAS, razón suficiente para que grupos violentos movilizados e instigados por Carlos Mesa y Fernando Camacho saquearan y quemaran esas dependencias.
“El 21 de octubre, cuando descansaba con mi hija, escuché petardos y gritos de gente enardecida que se aproximaba a la sede y desperté a mi hija por la fuerza porque estaban forcejeando la puerta y con lo que traíamos puesto salimos por la puerta de atrás y de lejos observé cómo saquearon y quemaron todo”, recordó.
Era gente que no tenía control, que ingresó de manera brutal a esas instalaciones por lo que hubiese sido imposible dialogar con ellos, relató el entrevistado.
Tras ese suceso, Julián recibió ayuda y cobijo de algunos conocidos que preservaron su vida y la de su hija.
“No podíamos dormir, toda la noche estuvimos despiertos con mi hija y amanecimos llorando de impotencia, no había como rescatar algo de mis cosas”, testimonió Julián en el programa Somos Democracia, una alianza de medios estatales.
Los asaltantes se repartieron todo lo valioso, material de escritorio, las computadoras de sus hijos y lo poco que quedó, fue quemado. Se perdió alrededor de Bs 34.400, una vida de ahorros de Julián y su familia.
Si bien recordó que gracias a Dios salvó su vida y la de su hija, lamentó la pérdida de todo lo que pudo juntar día a día con mucho esfuerzo, gracias a su trabajo en el campo. Con el trauma aun reflejado en su rostro, Julián pide justicia por él y todas las familias que fueron afectadas.







