Daniel Castro fue herido y perseguido durante los conflictos postelectorales de octubre de 2019 en el barrio Cofadena del municipio de Montero del departamento de Santa Cruz.
Aquella vez, sectores cívicos y de la Unión Juvenil Cruceñista, contrarios al Movimiento Al Socialismo, identificaron la zona como una de las afines al entonces presidente Evo Morales.
Daniel fue uno de los vecinos que salieron a protestar en contra del paro cívico cruceño que se aplicaba contra del Gobierno y que afectaba a muchas familias del lugar que se dedican a la venta al día.
“Nos identificaron y lo que hacen es cerrar el barrio Cofadena. Nadie sale a comprar ni a trabajar. Nos encerraron (en la zona). Hemos aguantado así casi dos semanas. Hicimos maravillas, porque no teníamos ni gas, buscamos leña para la olla común”, relata Castro en entrevista con el programa Somos Democracia, una alianza de medios estatales.
Cuenta que el hostigamiento fue a tal punto que cívicos y la Unión Juvenil Cruceñista aprovechaban grupos de choque y armas de fuego para atemorizar a los vecinos que se encontraban secuestrados. “Querían convulsionar, buscaron barrios afines al MAS”, dice.
Castro recuerda que ancianas del lugar tranzaron ondas para que los vecinos jóvenes defiendan a las familias que eran afectadas. Debido a la resistencia para salvar la vida, recibió dos disparos en la pierna y en el cuello, por lo que tuvo que recibir atención médica clandestina.
A casi dos años de los hechos, denuncia que el entonces cívico de Montero y ahora alcalde de ese municipio, Regis Medina, dijo: “Si quieren bala, bala les vamos a meter”. Hoy, Daniel, sobreviviente de los conflictos, confiesa: “Aún se palpita el miedo”.
