Una de las víctimas de la masacre de Senkata, Gonzalo Mamani, recordó este martes que recibió un impacto de bala en la espalda cuando pretendía socorrer a una mujer de pollera que era agredida por policías, cerca al puente de La Ceja, por enarbolar una wiphala y pedir paz en las violentas jornadas previas al golpe de Estado que dio paso al régimen de Jeanine Áñez.
“Yo quería rescatar a la señora, mi madre es de pollera, no podía permitir, no estaba haciendo nada malo. Es injusto lo que han hecho. Me quedé en el lugar, vi a un oficial cómo sacó su revolver. Ahí me di cuenta que tenía que irme, avanzo, me doy la vuelta y veo que mi compañero que estaba a mí lado su pie reventado y se cayó. Le ayudé, al agacharme me llegó un impacto en la espalda, caminé unos pasos y ya no pude levantarme. Me llegó como una piedra, pero no era, eran disparos de bala”, dijo en una entrevista para el programa Somos Democracia, de Bolivia Tv.
El entrevistado rememoró que fue lesionado un día después de que efectivos policiales cortaron las wiphalas de sus uniformes para quemarlas, lo que dijo que le indignó y le causó dolor porque sintió que se vulneraba el símbolo de sus raíces ancestrales.
“Al hacerlo, a mí me quemaba, mi cultura, mis raíces; o sea, mi forma de vestir”, agregó.
La víctima recordó, además, que ese mismo día vio previamente cómo cientos de hombres y mujeres salieron a La Ceja a concentrarse, incluso acompañados por sus hijos, pero no “eran pagados”, sino acudían para hacer escuchar su voz de protesta por lo que sucedía en el país.
“La Policía no respetó, gasificó. Eso me indignó”, agregó.
El entrevistado lamentó, finalmente, que varios medios de comunicación se dedicaron sólo a insultar a los movilizados con los calificativos de “masistas” y “terroristas”. Señaló que minimizaron lo sucedido y nunca hablaron de los disparos o de los heridos.







