El Alto escribió con sangre, luto y dolor su contribución al destino nacional. Fue escenario de los cercos de Tupac Katari contra los abusos del colonialismo, defendió los recursos naturales en 2003, resistió al golpe de Estado de 2019, definió la recuperación de la democracia en 2020 y ahora está de pie como guardián del proceso de cambio.
Fue el presidente Luis Arce quien destacó el viernes la importancia histórica y estratégica de la ciudad de El Alto, durante la entrega de obras por el 37 aniversario de la urbe alteña
Defensa de los recursos naturales
“Desde 2003, la guerra del gas, protagonista, nuestro pueblo alteño, nuestras hermanas, valientes, hombres y mujeres alteñas valientes que defendieron nuestros recursos naturales”, indicó el Presidente.
Ese año, la ciudad de El Alto, bajo la consigna de “gas para los bolivianos”, se convirtió en el cuartel general de la resistencia ante el intento del gobierno neoliberal de Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa de vender gas natural a EEUU mediante Chile en condiciones adversas al interés nacional, sin abastecer primero al mercado interno y sin que la mayor parte de las ganancias previstas beneficie al pueblo boliviano.
El conflicto comenzó en el año 2002, cuando Jorge Tuto Quiroga propuso construir un gasoducto hasta Chile.
La resistencia derivó en una masacre sangrienta de al menos 67 personas fallecidas a manos de militares y policías, así como la renuncia de Sánchez de Lozada y la posesión de Carlos Mesa como presidente, quien prometió a la ciudad de El Alto que se daría justicia a las víctimas del genocidio, promesa que incumplió.
Estas acciones de El Alto, conocidas como la “guerra del gas”, configuraron la “Agenda de Octubre”, que incluyó la realización de una Asamblea Constituyente, entre otros aspectos.
Resistencia al golpe de 2019
El presidente Luis Arce también puso de relieve el papel de la ciudad de El Alto enfrentando al golpe de Estado de 2019.
Ese año se produjo una ruptura del orden constitucional con la participación de militares, policías, actores políticos, cívicos, jerarquía católica, embajadores de algunos países y grupos delincuenciales. Estos últimos asaltaron edificios públicos, viviendas, además de que secuestraron y torturaron a ciudadanos con el fin de evitar una sucesión presidencial constitucional.
Al menos 37 personas fueron asesinadas en 2019 durante la toma del poder por parte de Jeanine Áñez.
En la ciudad de El Alto, el 19 de noviembre de 2019, en la zona de Senkata, al menos 11 personas perdieron la vida y 78 resultaron heridas. El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) calificó ese hecho como masacre.
“El análisis de los medios de prueba revela que el grupo de manifestantes que embistió contra el muro y la puerta de la planta YPFB de Senkata no superó a un centenar de personas. Alrededor de las 12, ese grupo derrumbó parte del muro de la planta ubicado sobre la avenida 6 de Marzo. Como reacción inmediata, las fuerzas militares que resguardaban la planta empezaron a disparar. Como consecuencia de los disparos, se produjeron por lo menos diez víctimas fatales y al menos 78 heridos, de los cuales 31 personas fueron heridas por proyectil de arma de fuego o por elementos contuso perforantes”, indica el documento internacional.