Brasil, 22 de noviembre de 2025 (ABI).- En el marco de la COP30, celebrada en Belém (Brasil), ONU Mujeres y el Instituto Kaschak presentaron la Herramienta de Monitoreo de Igualdad de Género y Políticas Climáticas, catalogado como el primer instrumento mundial que evalúa cómo los países integran la perspectiva de género en sus políticas climáticas y en la tercera generación de sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), documento clave para cumplir el Acuerdo de París.
“La herramienta de monitoreo demuestra que integrar la perspectiva de género en la acción climática no es solo una cuestión de justicia, sino también de eficacia. Cuando las políticas climáticas incluyen a las mujeres en toda su diversidad, los resultados son más duraderos, equitativos y transformadores”, refiere un reporte institucional.
Esta nueva herramienta analiza el modo en que los gobiernos incorporan la igualdad de género en seis dimensiones fundamentales, como: seguridad económica; cuidados no remunerados; salud; violencia de género; participación y liderazgo de las mujeres y transversalización del enfoque de género en políticas públicas.
En esta primera edición se evaluaron 32 NDC presentadas hasta el 8 de septiembre de 2025.
El análisis confirma que la integración de género no solo responde a criterios de justicia social, sino que mejora la eficacia de la acción climática. Las políticas climáticas que consideran a las mujeres —en toda su diversidad— son más duraderas, equitativas y transformadoras.
El estudio revela avances, pero también desafíos persistentes: 26 de los 32 países evaluados incluyen al menos un compromiso con enfoque de género.
Solo 10 países presentan un enfoque integral que abarca entre cinco y seis dimensiones de género.
La mayoría de las medidas se concentran en adaptación (38%) y en acciones transversales (36%), mientras que la mitigación (23%) y las acciones sobre pérdidas y daños (3%) siguen relegadas.
La seguridad económica de las mujeres es el ámbito más abordado, mediante compromisos para ampliar el acceso a empleo verde, tecnologías y financiamiento climático. En contraste, temas críticos como la violencia de género y la salud aparecen de forma limitada.
Otro hallazgo central es la falta de presupuestos específicos para las medidas con enfoque de género. Además, muchas de ellas están condicionadas a la cooperación internacional o a la ayuda oficial al desarrollo.
Pese a estas brechas, la tendencia es alentadora, un creciente número de países reconoce que una transición justa requiere la participación plena de las mujeres. Asimismo, el 45% de los países evaluados involucra a sus mecanismos nacionales de igualdad de género en los espacios de coordinación climática.
La herramienta ofrece una base de datos pública y global que permite comparar el desempeño de los países e identificar políticas climáticas con enfoque de género que pueden servir de referencia para nuevas acciones. El sistema será actualizado a lo largo de 2026.
Para ONU Mujeres, este instrumento representa un avance crucial hacia la transparencia, al permitir visualizar claramente los progresos y las áreas donde urge adoptar medidas más contundentes.
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