Juana García tenía planificado pasar el 1 de mayo en familia, el año 2020. Ese feriado, iba a cocinar algo especial en casa para sobrellevar la cuarentena durante la pandemia en el régimen de Jeanine Áñez. Iba a ser un día especial.
Su esposo fue a comprar los ingredientes para preparar ese almuerzo esperado y cuando retornaba lo confundieron, lo que desembocó en que permanezca privado de libertad y torturado en el penal de San Pedro de la ciudad de La Paz por cinco meses.
La noche anterior a esa jornada, ciudadanos protagonizaron en El Alto y en varias regiones del país los denominados “cacerolazos” y “petardazos” en protesta contra un proyecto de ley para la postergación de las elecciones generales de 2020 por 90 días.
Juana, no pudo ver a su esposo hasta después de cinco meses de la detención. Durante ese tiempo, tuvo que resignarse a escucharlo sólo por llamadas telefónicas.
“A veces, se asusta y tiene pesadillas. ‘¡Déjenme! ¡Déjenme!’, dice. Está un poco traumado. Eso es lo que pasó con mi esposo y aparte está mal porque lo pegaron”, aseguró Juana García en entrevista con el programa Somos Democracia, una alianza de medios estatales.
Ese 1 de mayo, su esposo fue una de las 35 personas privadas de libertad en el régimen de Áñez y acusadas por asociación delictuosa y atentado contra la salud. Hoy, Juana García pide justicia, porque asegura que era inocente.

