La wiphala, el símbolo nacional que fue agraviado en los conflictos de 2019
La wiphala, el símbolo nacional que fue agraviado en los conflictos de 2019

La wiphala, el símbolo nacional que fue agraviado en los conflictos de 2019

La wiphala es la bandera que representa a los pueblos indígenas en Bolivia y fue elevada a símbolo nacional con la Constitución Política del Estado en 2009. Durante los conflictos de 2019, los sectores críticos al Movimiento Al Socialismo (MAS) y al entonces presidente Evo Morales aprovecharon la situación para desconocerla y agraviarla.

El parágrafo II del Artículo 6 de la Constitución Política del Estado establece que la bandera tricolor rojo, amarillo y verde y la wiphala son símbolos oficiales del Estado.

“La wiphala es símbolo de unidad, dignidad, solidaridad, diversidad y lucha de los pueblos libres contra toda forma de racismo, colonialismo e imperialismo. Durante el gobierno de facto, fue emblema de resistencia al golpismo. Con su desagravio advertimos: los golpistas no pasarán”, publicó el líder del Movimiento Al Socialismo, Evo Morales, en su cuenta en la red social Facebook el lunes 27 de septiembre.

La agudización de la crisis en 2019 estuvo marcada por diferentes acontecimientos, entre los cuales destacan el motín policial, la publicación del informe preliminar de los resultados de la auditoría que la Organización de Estados Americanos (OEA) y las declaraciones de los comandantes de las Fuerzas Armadas y de la Policía para presionar la renuncia de Evo Morales.

Al final del día 8 de noviembre, policías de Cochabamba, reunidos en la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP), iniciaron un motín, con demandas que incluían la dimisión del mandatario.

“Se produjeron serias agresiones a la wiphala, que incluyeron su quema delante de la Asamblea Legislativa Plurinacional, en La Paz, y en la Plaza 14 de Septiembre, en Cochabamba, ambos hechos acaecidos el día 10 de noviembre, lo que fue otro factor que afectó la identidad indígena predominante en El Alto y amplió el inconformismo de ese sector con las fuerzas estatales. Igualmente, las notas de que ‘mujeres de pollera’ eran agredidas y discriminadas alimentó la tensión”, se lee en el informe elaborado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI-Bolivia) sobre los hechos de violencia de 2019 y presentado el 17 de agosto de 2021.

Respecto a Cochabamba se lee lo siguiente: “Durante el motín policial, algunos policías cortaron la wiphala del emblema de sus uniformes y la quemaron frente a la sede de la UTOP. Además, algunas personas la sacaron de la sede de la gobernación y la quemaron en la Plaza 14 de Septiembre, sin que la policía interviniera (sic)”.

Durante el conflicto generado por el golpe de Estado, bolivianas y bolivianos salieron a las calles en defensa de las mujeres de pollera que eran discriminadas por opositores, de la victoria del MAS en las elecciones de 2019, de la wiphala y del derecho al trabajo afectado por el paro cívico impulsado por cívicos cruceños.

En la ciudad de La Paz, una persona que brindó su testimonio al equipo del GIEI, contó que el 15 de noviembre de 2019, aproximadamente a las 16.00, estaba participando en una marcha en demanda de respeto a la wiphala. Dijo que, cuando la movilización se encontraba por la calle Sucre, la Policía comenzó a lanzar gases lacrimógenos cerca de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC).

“Por efecto de la gasificación, ella se mareó. Sin embargo, fue detenida por cinco agentes que la arrinconaron y la golpearon en el estómago. Posteriormente, fue insultada de ‘puta masista’ y amenazada de muerte y de violación sexual”, se lee en el informe del equipo internacional.

Tras el golpe de Estado e instalación del régimen de Jeanine Áñez, una de las primeras acciones del gobierno de facto fue la eliminación de la wiphala de los espacios oficiales.

Para ese entonces, ya se habían desplegado diferentes protestas de sectores afines al MAS en defensa de la bandera indígena en Sacaba y Senkata, donde luego ocurrieron masacres.

El 10 de noviembre, después de la noticia de la renuncia de Evo Morales, los dirigentes de la oposición Luis Fernando Camacho y Marco Antonio Pumari ingresaron al Palacio de Gobierno con la carta de renuncia, la bandera boliviana y la Biblia, las cuales fueron colocadas en el piso.

“Apenas después de lo ocurrido en el Palacio de Gobierno, un policía encapuchado y un civil bajaron la wiphala del mástil de la Asamblea Legislativa Plurinacional y del Palacio de Gobierno. En Santa Cruz, Cochabamba y La Paz se registraron actos públicos de quema de la wiphala y los elementos policiales la arrancaron de sus uniformes”, registra el GIEI.

“El GIEI reconoce múltiples actos de discriminación contra los pueblos indígenas en el periodo analizado. Estos se concretaron en violencia selectiva contra miembros de pueblos y comunidades indígenas, persecución específica de personas indígenas en posiciones de autoridad, insultos y epítetos racistas, incluso por parte de representantes de las autoridades, y ataques a símbolos de identidad, como a la wiphala o el vestido indígena. Estos actos generaron un ambiente de inestabilidad y anarquía y un temor legítimo entre las personas pertenecientes a los pueblos indígenas”, se lee en el informe.


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