La situación política regional genera muchas incertidumbres, principalmente relacionadas al forcejeo entre dos corrientes que representan, en general y con los matices respectivos en cada uno de los rincones de la región, a diferentes sujetos sociales con programas e ideologías distintas, e incluso, notoriamente opuestas.
Nos proponemos analizar algunos elementos de la situación económica de América Latina y las particularidades de ciertos componentes nacionales de la misma para comprender las tendencias, probables perspectivas y, tal vez, las necesidades del subcontinente.
El crecimiento económico: logros, fracasos e incertidumbres
Bolivia, no solamente ha sorprendido con unos resultados económicos positivos desde el Gobierno de Evo Morales, cuyo crecimiento está por encima del promedio regional durante el período, sino que ha propiciado varios cuestionamientos acerca de cuáles habrían sido las estrategias asumidas para alcanzar esta hazaña en un país que estaba sumido en la pobreza y con pocas oportunidades para salir de ella.
La situación del crecimiento económico de Bolivia con el promedio total regional de América Latina y otros dos extremos: con la economía del Paraguay, que es la segunda que más crece después de Bolivia; y con el crecimiento económico de la Argentina, que es el país que menos crece en la región.
El desarrollo económico de la Argentina ha tenido un período positivo del 2002 al 2008, luego se presentó su sensibilidad a la crisis financiera de 2008, con una recuperación inmediata; pero en el 2013 la crisis de los precios de las materias primas afectó su crecimiento, esta vez sin recuperación por el retorno del modelo neoliberal.
Por su parte, la pobreza en Bolivia disminuyó de 66,8% (2002) a 35,1% (2017), mientras que la reducción de la pobreza extrema se verificó de 34,2% a 16,4% en el mismo período. Esta última cifra ha sido todo un logro en Bolivia, porque estaba muy por encima de todos los países de la región, y la reducción de la pobreza tiene una tendencia decreciente para el conjunto de los países en el mismo período, al margen de su crecimiento.
Origen y efectos sociales de las acciones económicas
Pero la reducción de la desigualdad nos muestra algo muy interesante. Bolivia, de tener una altísima desigualdad en 2002, con el 54,9% en el índice de Gini, muy por encima del 53% del promedio latinoamericano, ha disminuido hasta el 46,1% en 2017, poco menos del promedio de América Latina, que es del 46,6%. Otros países que tienen un crecimiento destacable han disminuido en menor proporción: de 56,0% a 50,3% en Paraguay; de 54,9% a 51,1% en Colombia; y de 50,7% a 45,4% en Chile, en el mismo período.
En la perspectiva neoliberal, el gasto social es un costo incómodo para el capital. En Bolivia, el éxito económico viene acompañado de conquistas sociales, porque es expresión de un modelo soberano que se basa en lo social y lo prioriza.
En líneas generales, el 2021, para Bolivia, proyecta un crecimiento de la economía de 4,7, esto está respaldado por el crecimiento de las exportaciones, que llegaron a $us 3.096 millones, con un crecimiento de 34%, mientras que las importaciones alcanzaron a $us 2.643 millones, un ascenso de 15,8%, según cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Se registró una fuerte recuperación de las exportaciones de la industria manufacturera y de minerales; se logró una balanza comercial positiva. Respecto a la tasa de desempleo abierto urbano, se registró descenso de 9,7% en enero de 2021 a 7,6% hasta abril de 2021.
Martín Moreira/.
