Luis Almagro, protagonista de giros políticos en la región y el cambio de discurso en Bolivia
Luis Almagro, protagonista de giros políticos en la región y el cambio de discurso en Bolivia

Luis Almagro, protagonista de giros políticos en la región y el cambio de discurso en Bolivia

El 18 de marzo de 2015, el abogado uruguayo, diplomático y actual secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro Lemes, hizo un compromiso con la región: “A ustedes, como representantes de los pueblos de las américas, me debo, y les agradezco su voto de confianza. En mí encontrarán un incansable luchador por la unidad americana, más preocupado en buscar soluciones prácticas duraderas a los problemas de nuestra región que por la retórica y la estridencia en las declaraciones guiadas por una u otra ideología”.

Ese día fue elegido Secretario General de la OEA por un primer período de cinco años, desde mayo de 2015 hasta mayo de 2020. En el evento anunció que trabajará con todos los países de la región “sin excepción” y expresó su convicción de que “llegó la hora de ponerle fin a fragmentaciones innecesarias”.

“A partir del 26 de mayo, y como Secretario General de la OEA, mi esfuerzo estará centrado en hacer de la Organización un instrumento útil a los intereses de todos los americanos, sean ellos del centro, sur, norte o del Caribe”, afirmó.

A seis años de asumir el cargo como una de las figuras de la izquierda latinoamericana, es cuestionado por contradecir su compromiso y usar su cargo con un rol político afín a los intereses de la derecha regional desde Estados Unidos.

Es el segundo uruguayo en liderar la organización internacional, después de José Antonio Mora (1956-1968). Fue posesionado el 26 de mayo de 2015 durante una Sesión Protocolar del Consejo Permanente en la sede de la organización en Washington, DC.

Después de su elección, nueve meses fueron suficientes para que cambiara de discurso y sea desconocido por uno de sus aliados políticos más importantes, el expresidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, quien el 18 de noviembre de 2015 le envió una carta.

“Sabes que siempre te apoyé y promoví. Sabes, que tácitamente respaldé tu candidatura para la OEA. Lamento que los hechos reiteradamente me demuestren que estaba equivocado. No puedo comprender tus silencios sobre Haití, Guatemala y Asunción, al mismo tiempo publicas carta respuesta a Venezuela. Entiendo que, sin decírmelo, me dijiste ‘adiós’”, se lee en la misiva.

“Lamento el rumbo por el que enfilaste y lo sé irreversible, por eso ahora formalmente te digo adiós y me despido”, añade parte del texto de Mujica.

El giro político en el caso boliviano

En el caso boliviano, el 17 de mayo de 2019 es una fecha clave. Almagro fue protagonista de un cambio de discurso sorpresivo respecto a la candidatura de Evo Morales a la Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia. Dos años antes, el 2017, se oponía y cuestionaba la postulación del líder del Movimiento Al Socialismo (MAS).

“Sobre el tema específico de la reelección hemos dicho con claridad que si el tema se va a resolver hoy en el sistema interamericano y decir que Evo Morales hoy no puede participar (en las elecciones generales), eso sería absolutamente discriminatorio con los otros presidentes que han participado en procesos electorales sobre la base de un fallo judicial, reconociendo la garantía de sus derechos humanos”, declaró Almagro en mayo de 2019, el año del golpe de Estado.

Esa jornada, Morales publicó un mensaje en su cuenta en Twitter: “Agradecemos las palabras del secretario general de la OEA, @Almagro_OEA2015, que reconoció la legalidad y legitimidad de nuestra candidatura para las elecciones. Ahora es el momento de las propuestas para que en octubre los bolivianos escojan con todas las garantías”.

El contexto del cambio de discurso de Almagro estaba marcado por una campaña personal para su reelección en la Secretaría General de la OEA por cinco años más.

Fue reelecto por la 54 Asamblea General Extraordinaria de la Organización el 20 de marzo de 2020. En una sesión virtual del Consejo Permanente, asumió el 27 de mayo de ese año su segundo mandato hasta 2025.

El 20 de octubre de 2019, los bolivianos acudieron a las urnas en las elecciones presidenciales. Según los resultados finales al 100%, presentados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), la victoria fue para Evo Morales con el 47,08% ante el postulante de Comunidad Ciudadana (CC), Carlos Mesa, que obtuvo un segundo lugar con el 36,51% y que desde el 21 de ese mes convocó a movilizaciones cuestionando los datos electorales.

El 10 de noviembre de 2019, es decir seis meses después del apoyo de Almagro a la postulación de Morales, la OEA publicó un informe preliminar en el que cuestionó la transparencia de los comicios generales sobre un presunto cambio de tendencia en el conteo de votos.

El discurso estaba en sintonía a la narrativa de la oposición boliviana que sin pruebas denunciaba fraude. Esa situación provocó movilizaciones en diferentes sectores, una crisis política, la escalada de violencia en el país y la dimisión de Morales, quien denunció un golpe de Estado.

Dos días después, el 12 de noviembre, Almagro en un nuevo cambio de discurso, esta vez alineado a la oposición boliviana, publicó en su cuenta en Twitter: “¿Golpe de Estado en #Bolivia? Sí. En el momento que pretendieron robarse las elecciones del 20 de octubre y perpetuar a @evoespueblo en el poder (sic)”.

Esa jornada, en una sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA en Washington, acusaba sin pruebas a Morales de cometer fraude.

“En Bolivia hubo un golpe de Estado el 20 de octubre cuando Evo Morales cometió fraude electoral”, sostuvo Almagro esa vez.

La entonces senadora Jeanine Áñez aprovechó el escenario de la escalada de violencia y la renuncia de Morales para instalarse en el Gobierno sin respaldo y aplicar un régimen de violencia como en el caso de las masacres de Senkata, de El Alto, y Sacaba, en Cochabamba.

Actualmente, seis publicaciones internacionales descartan la existencia de fraude durante los comicios presidenciales de 2019. Las investigaciones corresponden al Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), la Universidad de Salamanca de España, la Fundación Carolina, Center for Economic and Policy Research (CEPR), una investigación realizada por expertos del Instituto de Tecnología de Massachusetts y The New York Times, que tuvo acceso a un trabajo de expertos independientes.

Las admisiones de Almagro

En el libro “Almagro no pide perdón”, escrito por Martín Natalevich y Gonzalo Ferreira, se incluye el capítulo completo para describir el tipo de política del representante uruguayo. La parte del texto titula “El presidente de la OEA”.

“En la caída de Evo Morales, después de diecinueve años al frente del gobierno de Bolivia (2006-2019), hubo una responsabilidad mayúscula de Luis Almagro, que lo admite sin ruborizarse y hasta se enorgullece de haber podido contribuir a cortar con un proceso de reelección que sobrepasa el marco legal (sic)”, se lee en la parte introductoria del capítulo 16 del libro.

El embajador de Bolivia ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Diego Pary, se refirió al caso este miércoles y cuestionó a Almagro a dos años de los hechos.

“Si todavía alguna duda le cabe a alguien. Lo dice el mismísimo libro encargado por él ‘Almagro SE SIENTE ORGULLOSO de haber participado en el golpe de Estado en Bolivia’; además, erróneamente se afirma: 19 años de Evo en el gobierno. Almagro perdido en el tiempo y la realidad (sic)”, publicó Pary en su cuenta en Twitter.

A eso se suma, una declaración de Almagro en una entrevista publicada por la BBC en noviembre de 2019. Se le consultó lo siguiente: “La crisis de Bolivia pudo haber comenzado cuando Evo Morales decidió presentarse a un cuarto mandato consecutivo, pese a que había un referéndum donde los bolivianos le dijeron que no lo hiciera. Lo hizo en base a una interpretación constitucional muy cuestionada. Pero usted mismo en mayo dijo que ‘sería absolutamente discriminatorio’ prohibirle a Evo Morales presentarse a las elecciones. Hoy, con las cartas a la vista, ¿usted estuvo bien en decir eso o le erró?”

En la publicación, el Secretario General de la OEA responde: “Era jugada única y por lo tanto estuve bien”.


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