Ancelma Ramírez, víctima de la intervención militar en Envibol: “Lo único que hicimos de susto era tirarnos al suelo”
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Ancelma Ramírez tomó asiento después de dejar los implementos de aseo en el depósito de la Empresa Pública Productiva de Envases de Vidrio de Bolivia (Envibol) de Chuquisaca. Había acabado de limpiar una parte de la planta industrial ese 17 de noviembre de 2019 durante el régimen de Jeanine Áñez. Pero, su descanso fue interrumpido de pronto por el ruido de las hélices de helicópteros militares que se acercaban al lugar.
La encargada de limpieza no se imaginaba que ese momento se ejecutaba un desplazamiento militar para intervenir Envibol y que minutos después sus compañeros de trabajo serían sometidos a disparos, maltratos y abusos con el pretexto de que en la planta se escondía supuestamente el exministro Juan Ramón Quintana. Extrañada de lo que sucedía fue a buscar a su compañera de trabajo.
“Cuando llegué a la esquina, escuchamos disparos en la puerta de atrás. Cuando fuimos un poco más allá, los militares se habían entrado. Con mi compañera y uno de los ingenieros, que recién había llegado, subimos directo a la boca del lobo, porque nuestras compañeras estaban en el suelo con la boca para abajo (…) lo único que hicimos de susto era tirarnos al suelo y ahí nos quedamos”, relata Ramírez en entrevista con el programa Somos Democracia, una alianza de medios estatales.
Los militares comenzaron a destruir las instalaciones de la Empresa Pública Productiva de Envases de Vidrio de Bolivia que el 1 de abril de 2021 retomó sus actividades después de lo sucedido en 2019. Rompieron puertas, desordenaron todo y dejaron todos los roperos abiertos.
“Empezaron a irse y nos dijeron que no nos levantáramos hasta que se fueran. Al menos, yo no los miré porque estaba con el Jesús en la boca, porque era algo terrible. Lo primero que pensé era en mi vida y en mi familia. Gracias a Dios, no llegó a mayores”, asegura Ancelma Ramírez.