La Paz, 13 de septiembre de 2022 (ABI). – San Matías es una región violenta. Es un territorio en el que opera el crimen organizado de Bolivia y Brasil, sobre todo los vinculados con el narcotráfico y el robo de vehículos.
Desde la década de los noventa se impone el delito en ese territorio. Ingresan vehículos robados de Brasil que se intercambian por droga, se ejecutan secuestros de personas y los asesinatos en vía pública son, además de violentos, frecuentes.
El municipio amazónico tiene un privilegiado acceso de entrada al Pantanal boliviano y administra 2,9 millones de hectáreas de un área protegida rica en biodiversidad.
Su potencial turístico, sin embargo, se pierde ante la crónica violencia que azota a este territorio ubicado en el extremo del mapa de Santa Cruz y vecina de la ciudad brasileña de San Luís de Cáceres.
A esa población, distante a 110 kilómetros de San Matías, huyen los sicarios que “ejecutan” algún encargo en Bolivia.
Esa situación, a la que se agrega un código del silencio en la población, que teme acciones de venganza por cualquier “infidencia”, impide que los casos se resuelvan.
En muy pocos se ha logrado justicia por la vía ordinaria.
Sicarios linchados
En 2012, los ciudadanos de San Matías se hartaron: Quemaron vivos a dos brasileños.
Acusados por el asesinato de tres personas en un bar, los dos brasileños fueron quemados vivos por enardecidos pobladores que asaltaron la comisaría en la que estaban detenidos.
Las dos víctimas fueron identificadas como Rafael Dias, de 27 años, y Jefferson Castro Lima, de 22. Ambos fueron detenidos como sospechosos de matar a tres bolivianos y herir a otras dos personas con armas de fuego.
Los presuntos asesinos fueron rociados con gasolina y luego ardieron hasta morir.
Dos hermanos y un inocente
En octubre de 2020, Federico Velarde conducía una camioneta blanca cuando en una calle del barrio 27 de Mayo fue interceptado por dos hombres en motocicleta y uno de ellos le disparó con un arma automática 9 milímetros.
Los sicarios, con temple de acero, se tomaron el tiempo para verificar si Velarde había muerto y luego huyeron.
Antes, el 1 de agosto, se salvó de morir. Los sicarios que lo buscaban se confundieron de víctima y mataron a Abdón Gonzales, un ganadero de 66 años, que no tenía ningún tipo de relación con Velarde ni con otros grupos que se dedican a ajustes de cuentas o al narcotráfico.
En un municipio donde la presencia de la fuerza pública es escasa, el hermano de Federico, Hubert, exalcalde de San Matías, también fue asesinado por sicarios dos años antes.
Uno más en 2020
El 10 de septiembre de ese 2020, Víctor Flores Panoso, de 39 años, fue atacado por dos pistoleros encapuchados.
Flores falleció con varios impactos de proyectiles de arma de fuego y su acompañante resultó herida.
Ambos, explicó la fuerza pública, transportaron droga a San Matías, pero con el objetivo de no pagar la entrega, los destinatarios de la cocaína decidieron matarlos.
Tres hermanas
En el lapso de un año, entre 2015 y 2016, asesinaron a tres hermanas de la familia Terrazas Mamani por supuesto narcoajuste.
Francisca fue baleada cuando se encontraba en la tienda que abrió en su domicilio.
Dos sujetos a bordo de una motocicleta llegaron al lugar y dispararon contra la mujer. Los pistoleros ingresaron a la tienda fingiendo ser compradores.
Un año antes asesinaron a Verónica y seis meses después a Marcela. Todas, de la misma forma, con disparos en el pecho y la cabeza.
Dos de ellas tenían procesos por tráfico de sustancias controladas y legitimación de ganancias ilícitas.
Cumpleaños
Cuatro personas invitadas a un cumpleaños fueron acribilladas en octubre de 2016, en un domicilio particular de la ciudad.
Un grupo de personas compartía una recepción social y en esa circunstancia una persona desconocida ingresó y comenzó a disparar un arma de fuego, provocando la muerte de cuatro personas y tres resultaron heridas.
Los cuerpos fueron encontrados por la Policía tendidos en el patio del domicilio. Dos de los fallecidos tenían antecedentes por delitos de narcotráfico porque en 2013 fueron detenidos con 280 kilos de marihuana.
Las personas fallecidas fueron identificadas como Julio Castedo Aranda, 40 años; Sergio Castedo Aranda, 37 años; Luver Velarde Kin, 38; y Julio Cesar Zeballos Poñe den 45 años.
Tras cometer el delito, el autor se dio a la fuga.
Siete cuerpos
San Matías es considerada hace ya tres décadas una “zona roja” del tráfico de drogas y vehículos robados que bandas rivales se disputan el negocio y el territorio.
En abril de 2009 fueron hallados siete cuerpos sin vida cerca de la frontera. Seis eran brasileños y uno colombiano. Los eliminaron, señaló entonces la policía, por sus vínculos con bandas de narcotraficantes.
En el mismo mes, tres policías fueron asesinados por delincuentes. Los niveles de violencia provocan que escasos jueces y fiscales vivan allí, donde permanentemente reciben amenazas de “narcos”. Residen en la ciudad de Santa Cruz. Cuando tienen que trabajar en la frontera, se alojan en dependencias policiales para estar más protegidos.
El último fin de semana
El pasado fin de semana fue violento. La fuerza pública procedió al levantamiento legal de cuatro cadáveres. El primero fue el sábado, de un hombre de 19 años, identificado como Weslin F. F., quien murió por un traumatismo penetrante en abdomen producido por un arma punzo cortante y después fue calcinado en inmediaciones de una carretera rural de tierra.
Los otros tres asesinatos se ocurrieron el pasado domingo. Ese día, dos hombres armados bajaron de una camioneta en las afueras de una carnicería y acribillaron a Rosauro Maturano Ramos de 45 años.
Por la noche, José David Shriqui, hijo del exacalde de Trinidad Moisés Shiriqui, y Fabiano De Souza, quienes compartían en un local, a tres cuadras de la plaza principal, fueron acribillados por sujetos armados que irrumpieron en el lugar.
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